La Casa de Bernarda Alba, escrita por Federico Garcia Lorca, es una obra de teatro que el dramaturgo describe como un documental fotográfico, que analiza las costumbres de España antes de la guerra civil. En la época, se valora la pureza y el estatus social de las mujeres. La obra se enfoca en la vida y los acontecimientos de la casa donde viven la viuda Bernarda Alba y sus hijas. Cuando el marido de Bernarda muere, ella tiránicamente le impone a sus cinco hijas, Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio, y Adela, ocho años de luto y aislamiento. Como Bernarda también está muy preocupada por la reputación de su familia, ella se esfuerza en restringir la libertad de sus hijas para que las chicas sean consideradas virtuosas. El drama entre las mujeres de la casa empieza cuando la mayor de las hermanas está a punto de casarse con un caballero llamado Pepe el Romano. La idea de la libertad que representa un marido, como Pepe, desestabiliza el ambiente de pureza que ha armado Bernarda en su hogar. En la obra, el escritor usa varias imágenes para darle más significado a los detalles del drama, y revelan más sobre los sentimientos y actitudes de los personajes. Uno de esos elementos principales es el color. Lorca usa el color blanco para demostrar la pureza y limpieza que impone Bernarda a sus hijas; en contraste, usa el negro para represenetar la represion y la muerte que sienten las mujeres que habitan con ella. Las hijas de Bernarda usan artículos de otros colores para demostrar su rebeldía y naturaleza sexual

Al principio de la pieza teatral, la descripción de la escena detalla una habitación en la casa de Bernarda Alba como “blanquísima” (335.) Las paredes níveas y limpias de la casa representan la pureza y virginidad que espera Bernarda de sus hijas, para protegerlas y mantener su estatus social. Después del duelo, Bernarda le pide a la criada que empiece a “blanquear el patio” (342.) Esto demuestra el empeño que tiene la matriarca en mantener su hogar estéril, lo que es importante para demostrar su estatus impecable. Sin embargo, los muros blancos, que reflejan las expectativas de la madre, son una cárcel para sus hijas. Las sábanas blancas que las hijas cosen durante la obra son un símbolo irónico de cómo ellas contribuyen a mantener su virginidad, si siguen las reglas de su madre. María Joséfa, la abuela de las muchachas les dice, “Nada de lo que tengo quiero que sea para vosotras… Porque ninguna de vosotras se va a casar” (347.) Aunque las hijas trabajan duro en bordar las sábanas para el matrimonio de Angustias, bajo el control tiránico de Bernarda, ese matrimonio nunca será de ellas. Al principio del último acto, la descripción teatral detalla las paredes están, “blancas ligeramente azuladas” (360.) Augustina Bastos Gonzalez explica que el blanco que aspira Bernarda, “sufre una evolución que concluye… a la, catástrofe, a la muerte,” como un color azulado es un tono que se acerca al negro.

El color negro representa la muerte y el sentimiento de represión y tristeza que sienten las hijas de Bernarda. Como Bernarda ordena ocho años de luto, toda la familia tiene que usar vestidos de este color oscuro para honrar la vida del marido muerto. El color negro no solo aparece en la ropa, sino también en otros artículos del hogar. Cuando Adela le da a su madre un abanico redondo con flores rojas y verdes, Bernarda le responde, “¿Es este el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y aprende a respetar el luto de tu padre” (340.)  Con el negro del luto Bernarda no solo respeta a su marido, sino que también priva a sus hijas de una vida viva. Aunque la casa es blanquísima,  Magdalena dice: “Prefiero llevar sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura” (340.) Las restricciones de Bernarda, mezcladas con la muerte de su marido han hecho un ambiente opaco, en que los sentimientos de tristeza y represión son representados por el color negro.

Las hijas de Bernarda se oponen a sus reglas usando colores fuera del blanco o del negro. Justo después de que empieza el luto, Adela se pone un vestido verde en vez del negro que le mandan a usar. Cuando sus hermanas la ven, ella le explica, “¡No quiero perder mi blancura en estas habitaciones: mañana me pondré mi vestido verde y me echaré a pasear por la calle! ¡Yo quiero salir!” (346.) Javier Salazar de Rincon de Universidad Nacional de Educación a Distancia argumenta que el color verde representa, “los  relacionados  con  la  eclosión  de  la naturaleza y con la sexualidad.” Vistiéndose de verde, Adela quiere representar demostrar su naturaleza y sexualidad ahora que es joven, y no quiere seguir estando encerrada vistiendo el negro, pero esto es inapropiado a los ojos de Bernarda. Esta actitud de libertad de expresión también puede ser representada con colores en general, como lo hace Angustias coloreando su rostro y echándose polvos en la cara. Durante la obra, las hermanas chismean sobre una muchacha que está tan infeliz con su novio que, “ahora ni polvos se echa en la cara” (343.) Adela maquillándose el rostro demuestra su esperanza  y su búsqueda de felicidad. Ella cree que la felicidad vendría con su matrimonio con Pepe, porque  saldría de esa casa oprimida. Sin embargo, Bernarda le ordena que se quite los polvos para respetar el luto, matando sus colores y aspiraciones. Estos colores, como el verde, es como las hijas de Bernarda se rebelan en contra de las ideas de pureza de su madre.

La obra de teatro, La Casa de Bernarda Alba es un documento fotográfico de las costumbres españolas de la época a través del relato de una viuda y sus hijas. Bernarda es una tirana, e impone un luto a su prole  a causa de la muerte de su marido y se empeña que sus hijas se mantengan vírgenes y puras. La esperanzas de Bernarda son arruinadas cuando una disputa  entre las hijas por la idea de un marido, y con eso la libertad. En la obra, los sentimientos y aspiraciones de las mujeres son representadas por colores. Bernarda quiere una casa pura. Por eso sus paredes son “blanquísimas”, porque el color blanco representa la pureza. El color negro se asocia a la muerte y la represion, dandole sentido a los vestidos negros del luto. Estos dos colores combinan para hacer unas paredes, “azuladas” en el último acto, cuando una de las hijas, Adela, muere al final de la obra. Las hijas también muestran su desacuerdo con las reglas de su madre con otro colores como el verde, que representa la naturaleza sexual y otros colores para expresar sus deseos de felicidad y libertad.     

Works Cited

Bastos Gonzalez, Agustina. “El Universo Lorquiano: la Construcción a partir del Recurso Simbólico.” Gramma, XXV, 53, 2014

Salazar Rincón, Javier. (2006). Tema y símbolo en La casa de Bernarda Alba. PIRINEOS. Consejería de Educación, Embajada de España en Andorra. 2. 13-17.